¿POR QUÉ HAY QUE AYUDAR A LOS BANCOS?

En medio de los recortes en servicios básicos sociales como la educación y la sanidad puede ser hiriente que se ayude a los bancos para sanear sus activos tóxicos y sacarlos de sus balances. Las razones del Gobierno son que no se trata de ayudar a los banqueros y a sus accionistas, sino de garantizar que el sistema financiero no se hunda y se lleve por delante los ahorros de millones de españoles, como sucedió en Argentina con el “corralito”. De hecho todos los países europeos han apoyado a sus entidades financieras en los últimos años, 1,5 billones con "b" de € se ha inyectado en la banca europea desde 2008 y ya están devolviendo esas cantidades a sus respectivos Estados. En España no se hizo y no íbamos a ser la excepción, por eso al final no ha habido más remedio que hacerlo.

El Fondo de Garantía de Depósitos, controlado por el Estado y que se nutre de las aportaciones del sector financiero, garantiza hasta 100.000 € por entidad y depositante, lo que es un importante colchón de seguridad para los clientes de entidades que han sido intervenidas. Si todo el sistema financiero se hundiese a la vez no habría recursos para garantizar los depósitos, de ahí que se concedan ayudas a la banca para evitar el contagio del resto del sector financiero y el colapso de toda la economía.

Se puede criticar la no exigencia de responsabilidades a los “malos” gestores de entidades intervenidas, la actuación del exgobernador del Banco de España alentando fusiones bancarias inviables o haciendo caso omiso a las alertas del sistema financiero, pero había que evitar el mal mayor que sin duda nos hubiera causado un daño irreversible. Había que salvar lo que quedaba de bueno en el sistema y empezar a trabajar en el futuro para que vuelva a fluir el crédito que es el sistema circulatorio de la economía, financiando proyectos que creen empleo, esto es lo más importante.

De todo esto nos debería quedar algo bueno, un aprendizaje que nos ayude a afrontar el futuro con optimismo y no volver a caer en los mismos errores. En Benalup, sin ir más lejos, se crearon muchas expectativas con aquel Plan General de Ordenación Urbana que provocó verdadera especulación sobre los terrenos aledaños al casco urbano y sobre las nuevas construcciones, y que en parte se financiaron,  por lo que no es difícil comprender que una parte importante se haya convertido en “activos toxicos” de las entidades que lo financiaron. De haberse hecho un Plan más realista, más acorde con las necesidades reales de nuestro pueblo se hubiera evitado la burbuja en Benalup y por extensión en el resto de pueblos donde se hizo lo mismo, que eran muchos, y así de esa forma no hubiéramos llegado a poner en peligro nuestro sistema financiero que, según decían allá por el 2008 en el comienzo de la crisis, era el más sólido del mundo.